La dieta cetogénica, es una dieta baja en carbohidratos en la que no se ingieren más de 20 a 50 gramos al día.
La mayoría de células de nuestro cuerpo prefieren como sustrato energético a los carbohidratos, es entonces en su ausencia cuando el cuerpo entero cambia su suministro de combustible para funcionar casi completamente con las grasas.
El cuerpo produce pequeños módulos de combustible en el hígado llamados cetonas, que se utilizan como energía. Las cetonas son un combustible alternativo para el cuerpo, que se utiliza cuando hay escasez de azúcar (glucosa) en la sangre. Al comer muy pocos carbohidratos, cantidades moderadas de proteínas y altos niveles de grasas naturales, se producen cetonas. Los niveles de insulina se vuelven muy bajos, lo que permite que la quema de grasa aumente drásticamente. El cuerpo se encuentra en un estado de cetosis cuando produce cetonas.
Una vez se alcanza la cetosis, la mayoría de las células utilizarán cuerpos cetónicos para generar energía hasta que comencemos a comer carbohidratos nuevamente. El cambio, de usar la glucosa circulante a pasar a la descomposición de la grasa almacenada como fuente de energía, generalmente ocurre durante dos o cuatro días de reducir la ingesta de carbohidratos.
Los principales alimentos que se deben evitar son aquellos que contienen mucho azúcar y almidón. Se deben evitar también los alimentos ricos en carbohidratos como el pan, la pasta, el arroz, patatas y boniatos. Y se debe prescindir de las frutas, aunque algunas como las bayas se pueden consumir con moderación. Todos los alimentos procesados deben ser suprimidos de la dieta.
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• Pérdida de peso y control del apetito, puesto que las grasas son más saciantes.
• Más energía y rendimiento mental.
• Controlar el azúcar en sangre y revertir la diabetes tipo 2. Los niveles de azúcar en sangre se controlan, disminuyen y reducen el impacto negativo de los altos niveles de insulina.
• Aumento de la resistencia física.
• Controlar la epilepsia. La dieta se concibió originalmente como terapia médica para niños con epilepsia desde la década de 1920.
• Reducir el riesgo de cáncer. Reducir los carbohidratos disminuye los niveles de glucosa, que es el combustible que alimenta a las células cancerosas.
A pesar de que parece que esta dieta puede ser para todo el mundo, varios estudios demuestran lo contrario. Para madres embarazadas y jóvenes en desarrollo no sería aconsejado esta dieta.
J.J.García-Peñas, Neurólogo del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús de Madrid, en su trabajo de 2018 sobre epilepsia, cognición y dieta cetogénica, concluye que las dietas cetogénicas tienen un impacto positivo sobre el funcionamiento conductual y cognitivo en niños y adolescentes con epilepsia refractaria, siendo más evidente respecto al estado de ánimo, atención sostenida e interacción social.
Por otro lado, Hussein D. y cols. encontraron un posible efecto positivo de la dieta cetogénica en adultos obesos con diabetes diagnosticada. El grupo de investigadores observó disminuciones significativas en el peso corporal, nivel de glucosa en sangre, colesterol total, triglicéridos y urea en sujetos obesos con diabetes tipo II, siendo más significativos en sujetos con niveles elevados de glucosa en sangre en comparación con aquellos con niveles normales de glucemia.
Moreno-Gudiño y cols., en una investigación de 2016 cuyo objetivo fue evaluar el efecto a largo plazo de una dieta cetogénica muy baja en calorías sobre el exceso de adiposidad, encontraron que la dieta cetogénica muy baja en calorías ocasionó una mayor reducción en el peso corporal, la circunferencia de la cintura y la masa de grasa corporal que la dieta estándar baja en calorías.
Son varias las complicaciones de la dieta cetogénica: algunas fáciles de manejar, otras no, que obligarían a suspenderla. Al inicio de la dieta podrían presentarse diferentes estados de deshidratación, hipoglicemia, acidosis, vómitos, diarrea y rechazo de alimentos, estreñimiento, amenorrea y dislipidemia como complicaciones tardías.
También pueden presentarse deficiencias de vitaminas o minerales, siendo la más frecuente la anemia por deficiencia de hierro.
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